domingo, 8 de septiembre de 2013

EL SECRETARIO 13: EL NUEVO

La vida pasa, es duro, pero cierto.
Yo necesitaba a alguien que me ayudara, así que tuve que contratar a otra persona. Esta vez no me arriesgué y elegí al que, por las notas que tenía en los currículums, consideré el más indicado. En su momento escribí 8/10, así que debía ser bueno, aunque había puesto, ahí, en letra pequeñita, "habla demasiado". No lo consideré importante en su momento, porque el siguiente en entrar fue Alain y ya no volví a pensar en él.
Cuando lo llamé, no pasaron ni 10 minutos y ya estaba aquí.
-Señorita Grey, no sabe qué placer es para mí que me haya llamado. ¿Puedo llamarla Arwen, verdad, Arwen? Me encantas, sinceramente, creo que eres la mejor de todas con las que he trabajado, ¡¡la mejor!! Entiendo que te critiquen por ahí por tu estilo fresco, pero yo creo que eres es-pec-ta-cu-laaaarrrrr... 
Levanté una mano para acallarle. Ahora entendí lo de "habla demasiado". Pero yo no estaba como para andarme con remilgos. Necesitaba a alguien y lo necesitaba ya. Él se dedicaría al trabajo y yo me dedicaría a... 
Vale, lo reconozco. Necesitaba tiempo para buscar a Alain.
Durante días había estado dándole vueltas al asunto y estaba convencida de que Alain huía, efectivamente, pero no sabía de qué. Lo malo era que no había modo de averiguarlo, visto que no había dejado ninguna pista tras de sí. Ni siquiera sabía cual era la marca de café que tomaba. Desde luego, era mejor borrando sus huellas que el famoso agente Bourne.
-Es una lástima que no haya funcionado lo del francesito -dijo el loro de pronto (perdonadme que le llame así, pero es que en parte quiero guardar su anonimato, y por otra, yo hasta veía un pajarraco parlanchín al mirarle)-. Todo el mundo sabe que es algo rarito, pero también es cierto que después de lo que le pasó con Ella, que es una auténtica víbora, es comprensible que pierda el culo en cuanto se vea en peligro de...
¿Qué vería el muy mamón en mi cara para callarse? Para una vez que le hubiera agradecido que cantara hasta la Traviata, el muy capullo se puso a trabajar y no volvió a abrir el pico en toda la tarde.
Al menos llegué a una conclusión: algo le había pasado con una mujer... ¡¡y yo creo saber quién es!!
Una oleada de energía me inundó de pronto. El lorito parecía saber algo y yo iba a averiguarlo...

1 comentario:

  1. Dale un puñado de pipas, igual así se le vuelve a soltar la lengua al loro y te cuenta el resto.

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