Alain lleva un mes trabajando para mí. Llega todos los días a su hora, se va todos los días a su hora, pero tampoco protesta si tiene que quedarse más tiempo. Es el trabajador perfecto. Jamás protesta, al menos como lo haría un trabajador al uso, montando un pollo, esgrimiendo al sindicato y la carta de los derechos humanos. Ni siquiera se le nota que se sienta molesto cuando le ordeno cosas que no le gustan.
Casi nunca.
En esas pocas ocasiones le veo envararse ligeramente, achicar los ojos, solo un poco, fruncir los labios apenas perceptiblemente. Otros no lo notarían. Yo no lo hubiera notado hace un mes, pero ahora sí. Es casi lo único que sé de él.
Ni siquiera sé qué le gusta leer.
Otra cosa que sé es que no le gusta lo que yo escribo.
No lo dice, claro, pero le veo hacer todo lo que he dicho. No me molesta, no le pago para que le guste. Además, no me gusta que me hagan la pelota. Si me dijera que le encanta, desconfiaría. Casi prefiero que no le guste, porque es imparcial al sugerir cambios y correcciones. Y es bueno en su trabajo, ya lo he dicho.
-¿Te importa prepararme un té? Puedes tomarte uno si quieres.
Ahí está otra vez: envaramiento, achicamiento de ojos, fruncimiento de labios.
-No me gusta el té, prefiero el café.
Giro la cabeza, sin poder creerme sus palabras. ¿Realmente ha dicho algo... personal?
-Prepárate un café entonces -digo, incapaz de ocultar una sonrisa irónica.
-No, gracias.
Su respuesta no significa un no al café, sino un no a tomárselo conmigo. Eso me pasa por ser amable.
-Tráeme un té de todas formas.
Deja lo que tiene entre manos y me mira en silencio durante un par de segundos. Otro hubiera dicho que no le pago para eso, pero Alain no lo hace. Se levanta y me prepara un té, cómo no. Me lo sirve como me gusta, con mucho limón y 3 de azúcar. Lo sabe sin que yo se lo haya dicho, como tantas otras cosas.
De pronto, ya no me apetece.
Señorita, al leer los tres capítulos de esta historia tuya me he quedado muy impactado por lo mucho que se parece Alain a mí. Esa forma de ser... me ha atraído mucho eso de la historia para seguir leyendo y ver si descubro más aspectos de Alain que coincidan con mi persona. Ha sido bastante impactante pero buenísimo. Obviamente sé que no lo has hecho aposta porque no me conoces tan bien como para ello pero... ¡seguiré leyendo para ver cómo evoluciona mi yo ficticio!
ResponderEliminarUn beso,
Abel Jara Romero
Jaja que no se entere Alain. ..algo me dice que cree que es único! !
ResponderEliminarUn beso, nos leemos!
La donna è mobile, qual piuma al vento.
ResponderEliminarEmpiezo a pensar que Alain tiene más fans que yo...estoy celosa jaja
EliminarLo dicho... muuuuuso!!!
ResponderEliminarEso de que sepa cosa tuyas con tanta naturalidad daría cosa a cualquiera.
Déjame que para mí todo puede tener sustrato mitológico.