Yo escribo e incluso publico. Y además publico en una grande. O en dos.
Pero la sensación a este lado de la trinchera es que escribo para mí, o incluso peor, porque cuando publicas así y no recibes ningún tipo de feedback es de una soledad absoluta, de que no te cantan ni los grillos.
Cuando yo escribía para mí, para mí de verdad, no como ahora, hace años, al menos yo sabía que lo hacía para mí, y era tan feliz.
Cuando publicas, se supone que lo haces para que te lean. Y cuando te leen, quizás es absurdo, pero esperas una reacción.
Mala, buena, regular.
Que el lector no tiene ningún tipo de obligación, de acuerdo. Pero también es cierto que exige. Exige que escribas esa historia de Fulano que tanto le gusta. Que cuándo sale la de Mengano. Que por qué eres tan lenta. Que el secundario de la otra TIENE QUE TENER su propia historia y ya. Que lo tuyo es tal y cual, que te dejes ya de esas otras cosas que haces. Y cuando lo haces, antes o después, porque todo llega... estás sola. Esa persona que dijo que te iba a comentar no lo hace. Que igual no le gusta, pues vale, que me lo diga, que de todo se aprende.
En definitiva, publicas novelas que quizás son lo mejor que has hecho, pero OJOOOO, se salen de lo que has escrito, y adiós.
Cuando dicen que esto es una carrera de fondo, te meten la mentira más gorda del mundo, porque no, yo empecé a la inversa y ya no volveré a vender como hice al principio. Jamás. Y lo asumo. Pero mis novelas ahora son mejores y nadie las lee.
Y vale, esto puede ser un berrinche en toda regla, pero yo también tengo derecho a quejarme y a hablar, porque hace viento sur, la gente tiene puente y yo no.
Pero no me hagáis caso, que estoy loca y soy muy divertida y eso...
Si las novelas actuales no os gustan, las siguientes ni os cuento...
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